30 de septiembre de 2011

Vs.

Soy un romántico convencido, para que voy a negarlo. Nunca he sabido entrarle a una mujer y, por supuesto, ninguna me ha entrado a mí. Lo de los polvos de una noche se lo dejo a los que de verdad tengan ese don. Yo acabaría enamorado, siempre. Además que no le veo mucho la gracia. ¿Dónde quedan esas interminables horas pensando la mejor manera de acercarte a esa chica? ¿dónde esos planes disparatados para pasar con ella algún tiempo a solas? ¿dónde el brutal subidón de adrenalina cuando finalmente ves que tus esfuerzos llegan a buen puerto? ¿la emoción de la caza? Yo os diré dónde quedan. En el suelo del baño de algún garito nocturno, pisoteado con montones de papel higiénico empapado.
Un día estás paseando por los pasillos del instituto cuando ves pasar a una chica. No le habías prestado atención hasta ese momento, no destacaba. No es una de esas mujeres que quitan el hipo al personal. Pero, aunque no tienes muy claro por qué, sabes que quieres conocerla, porque la primera impresión ha sido buena. Está claro que sin la chispa de una atracción física no hay quién encienda nada más. Quizás el tiempo pasa y tú no te decides, o simplemente se te olvida. Hasta que otro día pasa a tu lado, te plantes y dices "hoy es el día". Entonces respiras profundamente y decides hacer todo lo que esté en tu mano por llegar a saber más de ella. Preguntas a tus amigos, a sus amigos, a sus enemigos, y te creas una imagen mental de como será realmente. Pero aún habiendo realizado un estudio piscológico digno de Freud sobre ella, nada es como te imaginas. No hay nada tan mágico como descubrir a una mujer. Nada como descubrir a esa mujer. La mujer que no sólo responde a tus anhelos y tus sueños, sino que los comparte contigo.


Mi pasión por Pearl Jam comienza hace poco menos de dos años. ¿Coño, tan tarde? Os estaréis preguntando. Esperad ansias, que sois unos ansias. Pues sí, a la vejez viruelas. Pero más vale tarde que nunca, ¿no? Por supuesto ya conocía a Pearl Jam antes de esa epifanía divina. Había escuchado algunos de sus temas más conocidos, como Jeremy, Do the evolution, Even flow o Alive, recomendadas en gran parte por ese babuino oligofrénico que es mi compañero de blog. Pero fuera de esas, poco más. Por aquel entonces (manda huevos, hablo como si hubiesen pasado décadas) yo me encontraba inmerso en otros estilos musicales menos exquisitos. Además, me pasaba como con esa chica que siempre ha estado ahí. Me olvidaba de ella mientras babeada mirando a las demás. A las de siempre. Hasta que llego el día. Husmeando por internet, descubrí que el Bilbao BBK Live 2010 traía de cabezas de cartel a Pearl Jam y a Rammstein. Los segundos ya me gustaban bastante y las siguientes confirmaciones lo convirtieron en una cita obligada. De manera que, y al igual que ya os comenté con Biffy Clyro, comencé a ponerme al día, que mí me gusta ir preparado.


Fuego no tendréis ¿no?
Y joder... ¿os ha pasado alguna vez que un grupo, a cada canción que escuchas, te gusta aún más? ¿Qué parece que están haciendo música bajo tus directrices? ¿Qué saben en cada momento que tienen que hacer para que te corras del gusto? ¿Cómo esa chica a la que no apenas conoces y resulta ser tu alma gemela? Pues eso fue lo que me sucedió a mí. Pearl Jam pertenece a ese reducido grupo de privilegiadas bandas que hagan lo que hagan, les sale bien. Sin ningún tipo de complejo exploran todas y cada una de las facetas del rock: el pesimismo oscuro y melancólico del grunge, la rabia, la simplicidad y la fuerza del punk, el dolor y la madurez de un blues. Con tan sólo unos acordes consiguen hacerte sentir bien, especial. Con otros la congoja te aprisiona el corazón y te escuecen los ojos de las lágrimas que no te atreves a dejar caer. Resumiendo, alcanzaron mi top five de grupos favoritos en poco menos de dos meses. Y eso que empecé con el Backspacer, que para algunos está lejos de ser un buen disco. Pero a mí me flipó.


Me hubiese encantado hacer un post sobre Ten. Muchas veces cuando hablamos de algún disco por aquí, hace tiempo que dejó de tener mucho interés, pero los haces porque formaron parte importante de tu vida, aunque ya no signifiquen lo mismo. Pero hablar de un disco tan enorme y que, además, tienes muy reciente, es una auténtica gozada. No obstante, no podía hacerle eso a Alex. Sería como si yo tuviese un blog de física nuclear con Einstein y fuese yo el encargado de hacer una entrada sobre la teoría de la relatividad. Así que me dije: Vinny, hermosa criatura celestial ¿de qué disco de Pearl Jam hablamos? Y como Vs. contiene muchas de mis canciones favoritas de la banda, me decidí por él.


Por suerte, la moda noventera se fue para no volver. ¿O no? Muajajá.
Con la presión que suponía el éxito de su álbum debut, Pearl Jam entraría al estudio a principios de 1993 con un nuevo batería, Dave Abbruzzese, y muchas ganas de dejar claro que lo que había sucedido no era casualidad. Para ello su nuevo productor Brendan O' Brian se los llevó al estudio The site (Nicasio, California), un lugar bucólico que entusiasmó a gran parte de la banda, pero que a Vedder se le atragantó. No entendía como en un sitio tan tranquilo podrían hacer un disco de rock. Así que para "no perder intensidad" dormía en la sauna del estudio. Que rarico eres Eddie, jodío. Pero al final la cosa no fue tan mal y el ambiente los inspiró lo suficiente como para que la mayoría de las canciones surgiesen de jam sessions en el estudio. Gossard afirmaba que era mucho más sencillo trabajar así, pues en cada momento sabían como debían adaptarse a los cambios de los demás y el resultado era mucho más natural, más directo y crudo que su predecesor. En mayo saldría el disco y pulverizarían el récord de copias vendidas en la primera semana semana, récord que no les sería arrebatado hasta cinco años después por un disco en directo de un tal Garth Brooks, que a mí no me suena un pijo, pero que dudo que hiciese nada tan bueno como el Vs. en toda su vida.


Esta clarísimo que un arranque como Once es muy difícil de igualar, y mucho menos de superar. Pero este Vs. arranca, aunque de forma distinta, con la misma intensidad. Go avanza con el bajo de Jeff Ament reptando inquieto y nervioso (me recuerda bastante al trabajo de Ben Shepherd en Soundgarden), mientras que Gossard y Abbruzzese se encargan de darle fuerza a cada compás, McCready salpica el estribillo con elegancia y Vedder nos sume en una espiral de adictiva desesperación de la que nos va a costar salir.


Animal recupera la esencia de los Pearl Jam del disco debut, con ese ritmo contundente que recuerda a las olas que tanto le gustan coger a Vedder. La rabia que destila el muchacho con cada "I'd rather be with an animal..." no queda muy claro hacia quién va dirigida y la misma banda no ha querido destapar el pastel. Supongo que lo que quieren es que se la dediques a quién más te apetezca odiar. Ay, que bonita es Daughter. Recuerdo que durante su actuación en el festival, el señor Vedder (acompañado por su inseparable botella de vino) invitó a subir a un fan al escenario, pues el chaval llevaba una pancarta en la que afirmaba que le encantaría cantar esta canción con ellos. No recuerdo muy bien el resultado del dueto, pues esta canción es tan jodidamente bella a la par que amarga que me importaba más bien poco (aunque he encontrado el momentazo para que lo disfrutéis vosotros).


Glorified G es una burla a la cultura armamentística americana, a esos hombres que creen que su hombría y su amor por el creador crecen en función del número de pistolas que tienen en casa. Ácida y divertida a partes iguales. Y, para variar, McCready se marca un sólo que quita el hipo. Después llega Dissident contando la historia de un hombre perseguido por sus ideales políticos que se refugia en casa de una mujer, hasta que esta no puede con la responsabilidad y le pide que se vaya. Apoyados en un ritmo sensual y bluesero, cargado de melancolía y emoción, quedan retratados a la perfección los sentimientos de este hombre valiente en un exilio que no merece y la angustia de la mujer por no poder protegerlo más.


Tambores de guerra. W.M.A. está basado en una experiencia de Vedder en la que, durante un altercado con la policía, los agentes se cebaron con un negro amigo suyo mientras que pasaban un poco de él. El sonido casi tribal, de llamada a las armas, de funk rebelde y de discurso incendiario, convierten este tema en una bomba de relojería, que detona en Blood, con aún más funk, aún más rebelión, más rabia, más bilis... más mala hostia, vamos, aunque esta vez dirigida a esos medios que se dedican a chuparles la sangre. Hijos de puta.


Y llegamos a Rearviewmirror. No sé que es lo que me pasa con este tema. Pero no puedo dejar de esucharlo. Quizás sea ese ritmo que te invita a huir, a ser feliz y a dejar atrás todo lo malo hasta que sólo puedas verlo por el retrovisor. Quizás sea la voz de Vedder gritando eso de "Saw things clearer...". Quizás sean esas notas impregnadas de rabia y de dolor que nos regala McCready. O quizás sea ese final brutal, en el que todos y cada uno se dejan la piel. No lo sé. Lo que si sé es que quiero que cuando me muera, mientras la gente se invente historias sobre lo buena persona que era, quiero que suene esta canción, y que os haga sentir tan libres como me siento yo ahora mismo.


Rats vuelve al funky, algo más relajadito, más denso y elegante. Y viene con un mensaje: probablemente las ratas sean mucho mejores personas que nosotros. Claro y conciso. Para tontos. Llegamos a la genial Elderly woman behind the counter in a small town, la balada por excelencia del álbum. Pearl Jam tiene ese don tan escaso como gratificante de saber tocar todos los registros y hacer unas baladas de igual o incluso mayor calidad que sus temas más dinámicos. Un tema íntimo y delicado, como la anciana que lo protagoniza, atrapada en un pequeño pueblo mientras recuerda y reencuentra su pasado.

Leash trae de nuevo el espíritu del Ten, un espíritu rejuvenecido, con la luminosidad por bandera. "Drop the leash" repite una y otra vez. Y no seré yo el que no le haga caso. Para terminar, Indifference nos mece suavemente en sus brazos. El ritmo cadente. La voz casi susurrante de Vedder. El hammond que calienta la habitación. La guitarra, dulce y atercipelada. Todo está preparado para que, cuando el tema dé carpetazo al disco, tu alma esté en calma y tu cuerpo exhausto, como si acabases de hacer el amor con esa mujer tan especial.


Si Vs. no es el mejor disco de la discografía de Pearl Jam, es porque sería jodidamente difícil elegir un sólo álbum, una sóla canción, pues cada uno es distinto. Ten tiene el honor de ser considerado no sólo un debut inigualable sino ese disco que todos pondríamos en primer lugar. Pero cuando hablamos de música, las etiquetas son lo que menos importa. Eddie, Jeff, Mike, Stone y Dave lo sabían. Por eso este disco no tiene ninguna pretensión. No es más que el amor, el odio, la nostalgia, el dolor del ser humano, hechos música. Es Pearl Jam.


¡Un abrazo shurmijos, os queremos!

21 de septiembre de 2011

¿No sabes quién son...? Die Ärzte




No os podéis imaginar la cantidad de tiempo que hace que tenía "medio preparada" esta entrada. Probablemente, fuera la segunda o la tercera que pensaba publicar desde que comenzamos con este blog. Eso dice mucho de mi constancia, lo sé.


Lo he dicho ya muchas veces, pero no me cansaré de repetir, que la vida tiene a veces la decencia de regalarte casualidades realmente deliciosas. Un tarde de esas asquerosamente aburrida te pones a hacer zapping y de pronto te encuentras con que, maravillas de las ondas televisivas, pillas la emisión de Mtv Alemania en tu piso de Zaragoza. Escalofriante, que diría Iker Jiménez. Entonces tú, ni corto de perezoso, y harto de documentales sobre salmones, mamarrachos del corazón, y series del año de la pera, pues te pones a verla. Y descubres que, sí, vale, sigue siendo la Mtv, pero que cuando la gente dice que Alemania es un gran país y que nos pegan cien mil patadas en todo (excepto en el deporte profesional JE, JE, JE) es porque es una verdad como un templo. Porque joder, la mierda sigue siendo prácticamente la misma, pero de vez en cuando surge algo entre la mierda que brilla con luz propia. Ya, ya, la metáfora quizás no ha sido muy acertada, pero si queréis cosas de esas, leed a Góngora, coño, que seguro que lo disfrutáis más.


Pues eso, que ahí estoy yo, con mi chándal y mis zapatillas pairpor espatarrado en el sofá, cuando empieza a sonar una canción que seduce mis oídos, con un riff de manual, un videoclip cuanto menos "horterilla" y con un gancho que me pega directamente en la ceja izquierda. Schrei nach liebe (Llorando por amor):


Empiezo a sospechar que soy un hombre demasiado enamoradizo, porque una vez más mi corazón palpita como una patata frita y siento que, si este tema fuese una fémina, le comería toda la pepitilla.


Hoy os hablaré de Die Ärzte (Los doctores), un grupo de punk alemán que comenzaron allá por principios de los 80 en Berlín. Bela B. y Farin Urlaub, batería y guitarrista respectivamente, practicaban un punk muy similar al que por aquel entonces llenaba los oscuros garitos de la movida madrileña: sonidos relativamente simples con letras de serie B, cuando no directamente cómicas y tratando temas a veces políticamente incorrectos, como el incesto o la zoofilia. Algunas de sus canciones fueron incluidas en la ya, tristemente, conocida German list of media harmful to young people (al igual que, por ejemplo, el último disco de Rammstein), o lo que es lo mismo, esa lista de material que el gobierno alemán considera perjudicial para la juventud germana. Tras sus tres primeras referencias: Debil (Demonio), Im schatten Der Ärzte (A la sombra de Die Ärzte) y el disco homónimo a la banda; en 1988 publican Das ist nicht die ganze wahrheit... (Esta no es toda la verdad...) y deciden separarse, pues si bien su inclusión en la dichosa lista les había causado más de un problema (como la prohibición de venta de sus discos en la mayoría de tiendas) su éxito había trascendido el territorio underground y, en menos de diez años de carrera ya habían publicado un disco en directo y un grandes éxitos (Ist das alles?, ¿Eso es todo?) y se despidieron a lo grande con una gira que quedaría recogida en un triple álbum en directo. ¿Entonces, por qué no seguir? Pues porque este par de cabezas locas son unos culos inquietos, y les apetecía hacer cosas por separado.


¿Álgún problema, agente?
Pero en 1993 y tras el fracaso de sus proyectos en solitario (aunque al grupo de Urlaub, King Kong, no le había ido tan mal) Bela B. y su compañero deciden volver a juntarse y recurren a Rod González para hacerse cargo del bajo. Hasta aquí, nada nuevo. No es el primer grupo que tras haber saboreado el éxito decide regresar si las cosas te tuercen. Pero lo que hicieron Die Ärzte, muy inteligentemente, fue dejar a un lado ese punk ochentero para meterse de lleno en los años noventa y mezclar su genuino sonido (y sobretodo sus letras) con toques de rock (algunos riffs incluso llegan a sonar a heavy) y sonidos no tan convencionales (latinos, surferos, orientales...), permitiéndose algunas baladas e incluso algo de música tradicional alemana. Aquí es donde aparece Die bestie in menschengestalt (La bestia en forma humana) y su descomunal Schrei nach liebe. Pero la cosa no queda ahí. Si ya he dicho que su primera época era un auténtico descontrol de sátiras y de humor fino pero en muchos casos incomprendido, aquí la cosa se vuelve aún más bizarra y tenemos que, tras el Planet punk de 1995 (considerado por el guitarrista de la banda Farin Urlaub su mejor trabajo) la banda se sacó de la manga Le frisur, un disco conceptual dedicado ¡al pelo! Sí, como lo estáis leyendo. Sólo a estos tres genios se les podía ocurrir dedicar un disco al cuero cabelludo y, aún así, parir una joya que rezuma optimismo por todos lados y con el que no puedes dejar de reírte. Aunque sólo sea con el vídeo de su increíble 3-tage-bart (Barba de tres días):


Yo sólo digo que con ese ritmillo y esas ganas de cachondeo, llegaron a ser teloneros de KISS. Ahí lo dejo. Aunque Le frisur no tuvo el éxito esperado (igual pretendían que Marco Aldany y Llongueras comprasen discos a cascoporro), después llegaría 13, que llegaría a ser número uno en el país teutón y cuyo single Männer sind schweine (Los hombres son unos cerdos), pegaría un pelotazo tal que alcanzaría también la primera posición en las listas germanas. El punk de los primeros años había desaparecido casi por completo y el trío maduraba con los años, adaptando su sonido a los nuevos tiempos, experimentando con pinceladas de nuevos estilos, pero todo sin perder un ápice de su personalidad.


El nuevo milenio trajo consigo un álbum llamado Runter mit denspendierhosen, unsichtbarer! Deja de sentirte generoso, tío invisible!), buenas ventas y un Record Guinness: el que les dio la publicación del single Yoko Ono, que ostenta el record del single publicado más corto de la historia con sólo... ¡30 segundos de duración! Y hasta había un videoclip:


Pero en el fondo, aunque su sonido se había suavizado y, por qué no, se había adaptado al gusto de un público mucho más amplio, ellos seguían siendo unos punkarras. Así que durante su gira de 2001, se vendió durante sus conciertos 5, 6, 7, 8 - Bullenstat! (5, 6, 7, 8 - ¡Estado policial!), una colección de 25 canciones de pura suciedad y espíritu berlinés.
Tras un pequeño parón de apenas un año, la banda graba un unplugged que titulan Rock'n'roll Realschule en honor a la canción de los Ramones, pero usando los institutos típicos de Alemania, en lugar del High School norteamericano. Después llegaría el doble álbum Geräusch (Ruido), una nueva demostración de sus febriles arrebatos compositivos y de su apetito musical que continuaría en su última referencia hasta la fecha, Jazz ist anders (El jazz es diferente), el único disco a parte de Debil producido únicamente por la banda (al principio porque no les conocía nadie, y ahora porque nadie les hacía falta).


En definitiva y, aunque obviamente hablo desde mi opinión personal, Die Ärzte es uno de esos grupos de los que, por lo menos, puede gustarte alguna canción debido a la gran variedad de estilos que han practicado. Y todo ello sin vender su carácter, porque en el fondo, siguen siendo aquellos dos punkis desquiciados y el chaval que se uniría después. Sólo que tienen unos cuantos años más y la experiencia, nos guste o no, es un grado. Puede que no sean tan conocidos como Rammstein o, en menor medida, Die Toten Hosen. De hecho si quitamos el tridente que forman Alemania, Austria y Suiza, dónde la banda es un auténtico fenómeno de masas, sólo han gozado de cierta popularidad en los países más al norte. ¡Pero aún estamos a tiempo de incluir a la piel de toro (#ranciofacts) en esa lista!


No os aburro más, que ya me he extendido lo suficiente. Os dejo con unos cuantas cancioncillas para que juzguéis. Pondré el año de publicación de las mismas para que, además, seáis testigos de primera mano de esa evolución que os contaba:


Teenager liebe (Amor adolescente, 1983)


2000 mädchen (2000 chicas, 1987)


Friedenspanzer (Tanque de paz, 1993)


Schunder-song (1995)


1/2 lovesong (1998)


Der graf (El conde, 1998)


Nichts in der welt (Nada en el mundo, 2003)


Junge (Chico, 2007)


Pues nada, esto ha sido todo por mi parte. ¡Un abrazo hamijos!


PD: obviamente, mi nivel de alemán (que no pasa de los números hasta el diez y de bier, bitte, danke) no llega para saber a primera oída lo que dicen las canciones. Pero echando mano del maravilloso traductor de páginas de Google Chrome y de algo de imaginación, puede sacarse mucho.

13 de septiembre de 2011

Vulgar display of power

Los encargados de nuestra educación, es decir, nuestros padres, profesores, familiares y los guionistas de Disney, enfatizaron mucho en nuestra infancia en ese trillado tópico de que no hay que juzgar un libro por su portada.

Pues bien, aquí estoy yo para mandar a la mierda esa teoría y reírme en la cara de toda esa pandilla de psicopedagogos que creen que estudiar una carrera a medio camino entre filosofía y magisterio de infantil les nombra juez, jurado y verdugo de las futuras generaciones. Así que eso, jodeos psicopedagogos.
Porque hoy vamos a hablar, queridos shurmijos, del que probablemente sea el disco con la portada más animal del mundo. Y sin una sóla víscera. Aprended grupos de grindcore.

En el año 1992, a parte del Nevermind, del Dangerous de Michael Jackson, de las JJ.OO. de Barcelona y de la expo de Sevilla, había muchas más cosas en el mundo. Por ejemplo, este Vulgar display of power.

Pero hagamos un pequeño repaso, ¿cómo llegaron hasta aquí estos muchachotes de Texas? Ay, amigos, pues como muchos otros, dando tumbos.

Pantera, como muchos sabréis, comenzaron siendo una banda de glam rockers, al estilo de sus admirados KISS o Van Halen, aunque poco a poco fueron endureciendo su sonido oriéntandolo al thrash. No me queda muy claro esto, pues no he escuchado sus primeras referencias, pero algún día analizaremos en profundidad la transformación. De aquella época tenemos cuatro discos cuyos títulos parecen ideados por un niño de seis años, y con unas portadas hechas por su hermano de tres, así como algunas fotos de los hermanos Darrell con el pelo cardado que todos los hard rockeros deberían tener puestas en un altar.

Pero todo cambió cuando, tras la entrada de Phil Anselmo, el grupo se planteó seriamente que, sonar cada vez más thrashers con mallas de leopardo y mechas, como que no iba a ningún sitio. A mí me hubiera parecido un puntazo. ¿Os imagináis a Poison tocando como Slayer? Brutal. Pero ellos decidieron que o se hacían las cosas bien, o no se hacían, de manera que Pantera se sacó de la manga Cowboys from hell. Y claro, llego el acabose. Enterraron hondo su maquillaje y sus pantalones de cuero, se dejaron crecer el vello, tanto el púbico como el facial, y Anselmo recordó a sus compañeros que eran de Texas y por tanto, una pandilla de cafres. El resultado fue que Pantera, casi de la noche a la mañana, se convirtieron en la nueva sensación del metal mundial, acudiendo sólo un año después de su "álbum debut" (los anteriores podemos considerarlos maquetas muy bien hechas) al apoteósico Monsters of Rock de Moscú.

- No me fío un pelo de Rex con esas gafas de Waspinator, Vinnie. Si me descuido me hace un 'cascanueces'.
Y así es como llegamos al Vulgar display of power. Dimebag y los suyos habían pegado el pelotazo con Cowboys from hell, y por supuesto, su sucesor tenía que estar a la altura. La línea a seguir era clara: cada vez más agresividad. Más groove, más thrash, más ruido. Que a la gente les fuera imposible escuchar el disco de una tacada sin temer una meningitis.
Y la primera iba a ser en la boca. Bueno, en los ojos realmente. Aunque el "modelo" de la foto si que se la comió en la boca. Pero entera. Con 300 dólares en la mano y una cantidad insalubre de puñetazos entre oreja y oreja (propinados, además, por la florecilla silvestre de Vinnie Paul) aquel mendigo se fue del estudio sin saber que, protagonizando esta portada, se convertiría en un icono de la música metal.

Que pum, que pam.
Pero, por supuesto, decir que Vulgar display of power es agresivo únicamente por su portada es como decir que Carmen de Mairena es fea porque tiene los brazos muy gordos (Carmen, sabes que te lo digo con cariño, eres muy jefa). Si no lo habéis escuchado, os diré que es el disco perfecto para matar limpiamente a alguien de más de setenta años. ¿Qué no? Comprobadlo. Le ponéis unos auriculares, el volumen al máximo y los 5 primeros segundos de Fucking hostile. Comprobadlo y ya me contaréis.

Mouth for war arranca con la potencia por bandera. Anselmo escupe cada frase con un odio infinito, Vinnie y Rex construyen una base rítmica inmejorable y "Diamond" Darrell, nos regala como siempre, un riff elástico y sangrante, así como un solo indescriptible, que acaba en un doble tiempo trallero, cerrando el tema de manera inmejorable.


Después llega A new level, y se acabaron las contemplaciones. Tema pesado, con mucho groove y un ritmo casi tribal, con guitarras densas y oscuras. Casi sin tiempo de recuperarnos, aparece Walk. Lo que voy a decir ahora me hará que mi ya de por sí baja popularidad, descienda al mismísimo infierno. Walk me aburre soberanamente. El riff es mítico, el ritmo está muy bien conseguido para expresar ese "caminar", pero no puedo dejar de imaginarme a Darrell tocando el riff una y otra vez, fumándose un cigarro con desgana. Desde luego, si no fuera por ese sólo antológico y ese final dónde se vuelven incluso más duro, haría tiempo que está canción hubiese dejado de existir para mí.

Por suerte, Fucking hostile me alegra el día. A la voz de one, two, three, four!  la banda se entrega plenamente a la velocidad y a la locura, augurando que, en directo, debían de montarse unas que ríete tú de los disturbios de Londres. Rápida, concisa, contundente. En resumidas cuentas, un auténtico trallazo en los tímpanos que te acelera el pulso hasta que lo único que deseas es repartir hostias a diestro y siniestro, contagiado por esa puta hostilidad.


This love no es más que una historia de amor, violenta, cruda, como casi todas las historias de amor. Su desarrollo lento, denso y casi etéreo que explota en el estribillo, con esa guitarra sensual de Darrell, hace que se me ocurran pocos temas más apropiados para echar un buen polvo.


Rise es ya el colmo de lo animal. Empezando por sus constantes cambios de ritmo, a cada cual más cafre, y para seguir, ese estribillo simple que incita a la revolución. Es tiempo de levantarse, joder, más claro no te lo pueden decir.
No good (Attack the radical) regresa a los cauces del groove, con un Rex Brown en estado de gracia. Otro tema incendiario, esta vez sobre el racismo, tan presente en los estados del sur Estados Unidos, y muy especialmente en Texas. Más presente, quiero decir. Más groove, esta vez sonando casi funky, con Live in a hole, con su guitarra wah-wah, con su ritmo saltarín, con su bajo profundo e hipnótico.


En Regular people (Conceit), Vinnie se convierte en protagonista indiscutible, cabalgando sobre el doble bombo y dejando al resto de sus compañeros al nivel de mero acompañamiento. Pero claro, su hermano no se iba a quedar de brazos cruzados, y una vez más, nos brinda un solo espectacular.
Estamos llegando casi al final, pero la cosa no decae. El brutal inicio de By demons be driven, y su posterior desarrollo lento y pegajoso, que explota en el estribillo, nos hace pensar si es que no dispondremos de un sólo segundo de descanso. Parece que Hollow nos lo dará, con ese principio casi dulce de balada rockera. Craso error. Pues aunque durante unos minutos la voz de Anselmo nos mece suavemente, al igual que con su hermana mayor, la impresionante Cemetery gates, llega un momento en el que los Pantera dejan claro que ellos, aunque tengan su corazoncito y la canción hable sobre los sentimientos de un comatoso, son en esencia unos tíos duros. Muy duros.


No me obligues a quitarme la correa, muchacho.
Creo que no hay mucho más que decir. Bueno quizás sí, pero ahora mismo tengo la cabeza llena de plomo. Uno de los discos más influyentes de su década, en parte por el increíble sonido que devolvió (junto con el homónimo de Metallica sólo un año antes) el metal más crudo al panorama mainstream y además abrió las puertas a multitud de grupos que beberían de los de Texas (como mis adorados Machine Head). Si no lo habéis escuchado, hacedlo, ya. Eso sí, precaución. Los efectos secundarios incluyen que tras su escucha, hartos de tanta distorsión y tanto groove, os apetezca escuchar algo más suavecito. Algo mucho más suavecito. Y eso a Dimebag, dónde quiera que esté, no le gusta.

Una vez más, gracias por estar ahí shurmijos. Que os den, y un abrazo fuerte.

8 de septiembre de 2011

Plan oculto


Mi nombre es Dalton Russell. Escuchen bien lo que les digo porque escojo mis palabaras cuidadosamente y no las vuelvo a repetir. Le he dicho mi nombre, eso es el "quién". El "dónde" podría describirse como una celda, pero hay una gran diferencia entre estar en una celda diminuta y estar en la cárcel. El "qué" es fácil, hace poco puse en marcha un plan perfecto para robar un banco. Eso especifica el "cuándo". Y el "por qué", además de la obvia motivación económica, es sumamente sencillo: Porque puedo. Ahora sólo nos falta el como.

Pues efectivamente señores, la cosa estos días no va de música. La razón es tan simple como que me pegué una paliza considerable escuchando las novedades de mi anterior entrada y ahora lo que menos me apetecía era ponerme a pensar. Además, se me acaban los adjetivos para tanta reseña musical y necesito tomarme un respiro para recuperar fuerzas.

Si hace unos días Alex os hablaba de la genial El club de la lucha, yo hoy haré lo propio con una de las películas que más veces he visto y que menos me canso de ver.


Era verano de 2006 cuando Plan oculto (Inside man en su título original) llegaba a las pantallas de todo el mundo y, como no podía ser excepción tratándose de un título atractivo, a las del cine del centro comercial de mi pueblo. Una tarde, una mente brillante (yo no, una aún más brillante) decidió que podríamos ir todos juntos al cine. Cuando digo "todos juntos" estoy hablando de esas ocasiones en las que se apuntan hasta los primos lejanos del hermanastro de uno que viene de vez en cuando. Así que, ale, allí estábamos casi quince personas en la puñetera cola del cine, decidiendo que película ver. Como yo no vivo allí habitualmente y en esta pandilla yo era un poco "el que viene de vez en cuando", delegué la elección en gente más cercana al núcleo y yo me fui a fundirme las perras en palomitas. Lo que no me gustó un pelo fue escuchar como la opinión general optaba por entrar a ver Instinto básico 2, algo que a mí me reventaba, pero no era cuestión de ponerse chulo.


El caso es que entramos al cine y cuál fue mi sorpresa cuando en lugar de a Kim Basinger, me encuentro un primer plano de Clive Owen mientras recitaba las líneas que os he dejado más arriba. Líneas que obviamente no pertenecen a ningún guionista de ningún título que tenga un 2 tras el nombre. Y no sé si fue el alivio de saber que no íbamos a tragarnos dos horas de Kim Basinger a lo femme fatale, pero me enamoré de la película.
Plan oculto está dirigida por Spike Lee, que abandonó de lleno el drama social al que nos tiene acostumbrados para adentrarse en la clásica situación del atraco al banco, pero sin olvidarse de su faceta más crítica. Os hago un pequeño resumen del argumento (tranquilos, no pienso destripar nada que no se sepa casi desde el principio) antes de hacer mis valoraciones sobre la película.

Un grupo de atracadores, encabezados por Dalton Russell (Clive Owen) entran a un gran banco en Nueva York, ataviados con monos y máscaras de pintor. Tras tomar como rehenes a todos los clientes así como a los empleados del banco, ponen en marcha su plan de robo perfecto. Mientras tanto, la policía y los detectives Keith Frazier (Denzel Washington) y Bill Mitchell (Chiwetel Ejiofor), especialistas en negociación, comienzan las conversaciones con los secuestradores buscando no sólo salvar a los rehenes, sino también impedir el atraco. El director del banco, Arthur Case (Cristopher Plummer), preocupado por la situación y por que sus propios secretos no salgan a la luz, contrata a Madeleine White (Jodie Foster) para que se asegure de que el contenido de la caja fuerte no sea robada y, lo que es más importante, no salga a la luz.


Hasta aquí puedo leer, pues el resto de la acción transcurre entre los distintos tira y afloja de sus protagonistas: las negociaciones de Frazier con Russell, las presiones de White a la policía y a Frazier y su compañero en pos de los intereses de su cliente, los conflictos internos entre los policías, etcétera. A través de estas relaciones y de multitud de secundarios geniales, Spike Lee nos retrata la sociedad norteamericana de una manera sutil a la par que eficiente. La América de los conflictos raciales, del egoísmo, de las decisiones equivocadas. Y sobre todas las cosas, una premisa clara: en ocasiones, las cosas no son lo que parecen.



El primer punto en favor del largomentraje es la continua tensión a la que somete al espectador. Lee juega con los detalles, con las situaciones, para desafiar la inteligencia de quién está viendo la película, incitándole con multitud de guiños a aventurar las razones que se esconden tras el atraco, a ayudar a los policías (aunque sea virtualmente) a entender lo que está sucediendo y como pueden reaccionar. El uso de los flash-towards de los interrogatorios a los testigos tras el atraco, añade aún más intriga a una trama que, sin ser rebuscada, te sorprende a cada segundo que pasa.


La definición de los personajes es otro de los puntos fuertes: Russell no es un atracador de medio pelo, es una persona inteligente que sabe de sobra como jugar sus bazas. Lo tiene todo planeado y equilibra el miedo a sus rehenes con cierta amabilidad nada fingida. Frazier es un detective desencantado, con algún que otro problema con asuntos internos, que a pesar del cansancio y las adversidades, sigue esforzándose por hacer bien su trabajo. Y White... bueno. White es una profesional, que aprendió hace tiempo que para triunfar, la gente tiene que dejar sus escrúpulos a un lado. Y es precisamente de esa falta de escrúpulos y del miedo de sus clientes del que se alimenta para avanzar. "Me voy, tengo que ayudar al sobrino de Bin Laden a encontrar un piso en Manhattan" llega a decir en un momento de la película. Y no sólo los principales. Como ya he mencionado antes, los secundarios son los que le dan vida a la película: los rehenes del banco y los policías capitaneados por John Darius (Willem Dafoe), constituyen una auténtica mina de situaciones, basadas principalmente en la multiculturalidad de Nueva York.

La única pega es que, para variar, los americanos meten a los nazis aunque sea de tapadillo, colocando unos tratos dudosos del director del banco durante la Segunda Guerra Mundial como la verdadera motivación de los ladrones para entrar en el banco. Pero como ya he dicho, las apariencias engañan.

Como os digo, una película que no sólo te exige atención, sino que también te entrega algo a cambio. Una fotografía muy cuidada, sin llegar a ser experimental, en el que cada plano es importante, unos diálogos fluidos y en ocasiones brillantes. Y un final que... bueno, que te deja "el culo torcío". Altamente recomendable.

Cuidaos mucho shurmijos. Que os den por culo, y un abrazo.

3 de septiembre de 2011

Sangre fresca (JULIO y AGOSTO 2011)

Hola de nuevo mis queridos shurmijuitos. Que gusto da regresar y ver que esto sigue funcionando. Antes de comenzar, me gustaría pedir disculpas por mi repentina y prolongada ausencia. Hay una muy buena razón para dicha ausencia... Ah, que queréis que os la diga. Bueno pues resulta que... ná. No quiero aburriros con historias de travestis y gasolineras.

Así que eso, como segundo de abordo en este barco de cultura que navega a la deriva en las turbulentas aguas del ciberespacio, no podía faltar a mi cita mensual para comentar las novedades musicales que nos ha dejado este verano,  para que os olvidéis de Rubalcaba, de Neymar, y de los JuManJis que arrasaron Madrid hace unos días. Sí, lo sé, falté a la del mes pasado, pero ya os dije que julio fue tremendamente aburrido en cuanto a lanzamientos y la cosa parece que en agosto ha mejorado... O no. Eso ya lo decidís vosotros.

Me ha dejado muy frío If not now, when?, el último de Incubus. Rock muy descafeinado, con ínfulas de sonar etéreo e íntimo que a la cuarta canción ya te ha cansado. A ver, estos muchachos no han sido nunca la alegría de huerta, pero sabían meter algún trallazo entre tanta melancolía y tanto medio tiempo. Eso sí, una instrumentación y unas letras exquisitas, como siempre.
Switchblade - Quizás el más animado de todo el álbum. Lo intenta, lo intenta pero... no.


They Might Be Giants dejan a un lado a su público infantil para demostrar que también saben hacer música para adultos. Join us es una amalgama exquisita, dónde entre las guitarras podemos apreciar recursos como sintetizadores, clarinetes, saxofones... aportando cada uno su pequeño matiz a cada tema. Letras elegantes con metáforas inteligentes y muy divertidas. Una auténtica delicatessen de rock, con dieciocho bocados breves (ninguna canción supera los cuatro minutos, y más de la mitad no superan los tres) pero muy recomendables.
In fact - No hay palabras para describirla. Simplemente escuchadla.


Me acerqué con cautela al The truth is... de Theory of a Deadman, oliéndome a otros Nickelback con falta de personalidad. El sonido no dista mucho de lo que esperaba, de hecho Tyler Connolly y Chad Kroeger tienen casi la misma voz, pero me agradó escuchar que a ese estilo post-grunge empapado de country se le habían sumado, muy acertadamente en mi opinión, algunos arreglos de cuerda y vientos según el tema, dotando de variedad al disco y eliminando esa sensación de estar escuchando una canción de cincuenta minutos.
Bitch came back - Como os decía, esas trompetas salvan la vida al tema.


Otros que también han vuelto son tras un largo descanso (diez años, casi nada) son Yes, que descargan en Fly from here una nueva dosis de rock progresivo y sinfónico y lo hacen con un nuevo vocalista con nombre de postre caro, Benoît David, que sustituye a Jon Anderson. Melodías luminosas y casi mágicas, que saben cuando endurecerse y oscurecerse, y de una calidad mayúscula.
Madman at the screens, Bumpy ride y We can fly (Reprise) - Cuarta, quinta y sexta y última parte de la sssuite homónima al álbum.


La eterna promesa del metal moderno, Trivium, nos traen un In waves en el que dan rienda suelta a su lado más animal combinando con mayor o menor acierto, dependiendo del corte, su estilo particular a medio camino entre los ritmos thrash y los estribillos heavys y el metalcore más actual, el más atmosférico y denso. Mayor presencia de las voces guturales, los riffs machacones y un doble bombo omnipresente, con el que Nick Augusto, el nuevo batería, deja claro que si alguien pretendía echar de menos a Travis Smith, no será él quién le de motivos.
Forsake not the dream - Perfecto ejemplo de la unión entre el metalcore de ayer y de hoy. 


¿Qué puedo decir de Edguy y su Age of the joker? Pues... no mucho de lo que ya os comenté sobre ellos en la entrada de hace un mes. El disco sigue la clara línea que marcó su antecesor, Tinnitus sanctus, es decir, hard rock y heavy metal, o heavy rock, que es un término muy nuestro. Tan pronto te encuentras un tema pesado con el hammond sonando de fondo, que te sorprenden con uno de veloz power metal. Nada del otro mundo, para que os voy a engañar. A los fans les encantará y a los que no seáis muy seguidores, os costará más de una escucha encontrarle la chispa.
Pandora's box - Hey vaqueros, este blog no es suficientemente grande para todos.


Puede que una de las novedades más esperadas haya sido probablemente I'm with you, de los Red Hot Chili Peppers. Mucho se especuló tras las salida de John Frusciante. Que si ya no iban a ser lo mismo, que si patatín, que si patatán. Los fans respiraron aliviados cuando fue Josh Klinghoffer, pupilo de Frusciante, el anunciado como sustituto. ¿Y qué nos traen los californianos tras cinco años de ausencia? Pues nos presentan su cara más amable y positiva, con canciones que huelen a pop añejo y en el que lo poco de funky que escucharéis pertenece a las líneas de bajo de mi admirado Flea. Aunque en el fondo, no han cambiado tanto. El disco no me emociona, pero contiene unos cuantos temas realmente buenos.
Look around - Animado, fresco y sobretodo, muy disfrutable.


Menos mal que Lenny Kravitz si que nos trae un poco de funk en cada corte de este Black and white America. Pero no sólo funk, sino también soul, rythm'n'blues, algo de hip-hop gracias a las colaboraciones de Jay-Z, Drake y Swizz Beatz, y por supuesto, mucho, muchísimo rock. Probablemente la propuesta menos innovadora y a la vez más atractiva de que nos han dejado los meses estivales.
Everything - Sé lo que estáis pensando... y sí. La he elegido porque es un tema... ¡bailongo!


Por suerte o por desgracia, la cada vez más complicada de identificar escena post-hardcore se masifica con multitud de grupos que no aportan absolutamente nada. Pero The Red Jumpsuit Apparatus no son uno de esos. Al menos en mi opinión. Am I the enemy experimenta en casi todas las vertientes posibles de este curioso subestilo, sin abusar de los gritos o los samplers. Está claro que no llegarán al hall of fame, pero dentro de lo "malo", no son ni mucho menos lo peor.
Am I the enemy - Da nombre al disco y tiene un algo, que no tengo muy claro lo que es, pero me mola.


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Y ahora ha llegado el momento preferido de toda la audiencia, pues pasamos a comentar (y en este caso a refrescar, que hace ya un tiempo que acabaron algunas de ellas) los resultados de nuestras magníficas e indispensables encuestas.


La primera nos dejó claro no sólo que las mujeres tienen un importante papel en el mundo del rock, sino que además están la mayoría para mojar pan. Simplemente hemos de fijarnos en Cristina-nomelafollabanoapenas-Scabbia, nuestra flamante ganadora, y en esa corte de ángeles del infierno como son Lita Ford, Hayley Williams, Doro, Joan Jett o Shirley Manson, por nombrar algunas de las más votadas. Porque yo no sé vosotros, pero a mí se me acerca alguna de estas (incluso las maduritas) y estoy que le digo que no. ¡Ja!


Nuestra siguiente encuesta pedía vuestra inestimable colaboración para dar salida a unas cuantas cajas de explosivos que tenemos. Obviamente esto era una broma, pues no disponemos de explosivo alguno. Al menos es la versión que nuestro abogado nos ha recomendado. El caso es que, si "hipotéticamente" dispusiésemos de ellos, vosotros, nuestros jóvenes y no tan jóvenes acólitos, habéis decidido que los primeros en la lista sean el plató de Sálvame, el de HMYV, y por supuesto, y aquí he de decir que me habéis complacido, un zulo de ETA. Si vemos que nos sobra algo de Goma 2, iremos a por la casa de Gran Hermano, el Vaticano (que no nos oigan los JuManJis), o el set de rodaje de Crepúsculo.


Fue un auténtico honor que Pitbull decidiese contar con nuestra ayuda para decidir su próximo remix. Pero la decisión era demasiado importante como para tomarla nosotros solos, y por eso os pasamos su lista de posibilidades. Y el pueblo ha hablado. No tengo muy claro si os gusta mucho o poco AC/DC, pero Highway to hell ha sido la ganadora, seguida muy de cerca por Helter skelter. El bueno de Pit, que así es como lo llamamos nosotros, ya nos lo ha agradecido regalándonos un jamón cinco jotas y una caja de gafas de sol, que dice que le sobran, y nos ha prometido que de aquí a unos mesecitos, podremos disfrutar en todas las radios del mundo una fresca y novedosa versión del Highway to hell, en la que participarán no sólo el bueno de Pit, sino también Lil' Wayne, Britney Spears y Dioni el de Camela.

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Una vez más esto se acaba. Sólo me queda desearos un buen comienzo de curso a todos los que aún estéis estudiando y una placentera vuelta al curro los que hacéis algo de provecho por este país de mierda.


Cuidaos mucho. Que os den por el * y un abrazo muy fuerte.