Reincidentes son, en mi caso, una de esas bandas. Siempre me han parecido un grupo maduro y con las ideas muy claras. Sus letras, más allá de del típico tópico de la revolución y el dedo en la llaga, exudan un aura de sensatez y esa elegancia que poseen los que de verdad han sufrido las inclemencias de la sociedad y aún así no han perdido la cabeza.
Egoísmo, del álbum El comercio del dolor, es uno de mis temas favoritos de los sevillanos. Un corte que se sustenta sobre una guitarra acústica sencillamente imparable y que ahuyenta a mamporrazos uno de los peores pecados de la conciencia humana. Una canción que más de uno (y más de dos) debería recordar cada noche antes de acostarse.
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