17 de marzo de 2013

Sangre fresca: David Bowie - The next day

3461 días. Ese es el tiempo que ha transcurrido desde que David Bowie publicó Reality, el que era hasta hace unos días su último trabajo de estudio hasta la fecha. Cualquiera podría pensar que con veintitrés discos y más de cuarenta y cinco años en el negocio, el duque blanco estaría cansado.

Como no nos conocemos personalmente (tengo una agenda muy apretada) me atrevo a suponer que no. Alguien como Bowie no puede cansarse. Alguien que ha cambiado tantas veces de piel, que ha sido tantas personas, no puede sentir hastío, no puede aburrirse.

El regocijo que ha sentido el mundo de la música en los últimos meses, desde aquel día 8 de enero en el que el de Brixton cumplía 66 añazos y rompía las todas las normas de lo socialmente establecido regalándonos Where are me now?, el single adelanto, y el repentino lanzamiento de un nuevo disco, The next day.


He de reconocer que la presentación no me dijo nada. Where are we now? es bonita, no vamos a negarlo, emocionante y muy profunda. Con una orquestación cuidada podría convertirse en una balada épica de las que hacen historia. Sobrecogedora. Pero utilizar una balada como adelanto de un disco de rock es como utilizar una foto de tu hombro en el carnet de identidad: sí, eres tú, pero nadie que la vea podrá imaginarse tu cara. No obstante, y como ya he dicho, es jodidamente preciosa.


El 25 de febrero aparecería el segundo aperitivo y aquí, para el gusto de un servidor, David y su entorno acertaron el pleno al quince. The stars (are out tonight) es una maldita obra maestra de la música, en la que un Bowie más maduro canta a las estrellas, las del cielo y las de la tierra, con un ritmo que te obliga a mover la cadera inconscientemente y cuyas guitarras evocan la decadencia de tiempos pasados. De todas maneras, lo mejor es que la escuchéis.


Si ya os habéis recuperado de la mayúscula bizarrada del vídeo y antes de continuar, quiero hacer una pequeña confesión que me llena de pesar pero que me parece fundamental que sepáis: he escuchado poco (por no decir nada) todo lo posterior al Let's dance. 1984, para los que no tengáis muy claras las fechas. De manera que se me hace imposible calibrar The next day con respecto a sus antecesores inmediatos. Pero no os preocupéis, el otro día me enchufé el directo del Reality Tour para ponerme al día y me estoy preparando un maratón interesante para repasarme toda la discografía. Aquí o se hace bien o no se hace.

Espero que lo anteriormente expuesto no haga mermar mi crédito cuando digo que The next day es una joya. Quizás no de principio a fin, pues como todas las piedras preciosas tiene sus imperfecciones, pero brilla bajo la luz de esas estrellas que tanto le gustan a Bowie con miles de matices.


Para empezar porque tiene 14 cortes (y 4 bonus repartidos en distintas ediciones especiales). ¡Vaya tontería! Estaréis pensando. Pues no, joder. Estoy hasta los cojones de discos de 9 o 10 temas* y de discos que se te acaban en cuarenta minutos escasos. ¡Basta ya señores! Que yo entiendo que con las ventas de discos en caída libre hay que exprimir cada céntimo de un compact-disc, pero es que ya me parece de broma. Así que, David, muy bien. Así da gusto.

The next day es un batiburrillo de todo lo que Bowie fue, es y será. Un carnaval de máscaras en la penumbra en el que el duque blanco explora todas todas y cada uno de los aspectos más íntimos de su personalidad, trazando un arcoiris en gama de grises que guarda sorpresas en cada nota y cada silencio.

La verdad es que el disco puede dividirse en dos partes claramente diferenciadas: por un lado está el Bowie más experimental, ese que trata de dar una vuelta de tuerca a su sonido de siempre y que da lugar a temas como el bailongo (¡cuánto hacía que no utilizaba este adjetivo!) y adictivo homónimo, la espiritual, energizante, progresiva y un poquito desquiciante If you can see me, la psicotrópica I'd rather be high, la confesión de un joven soldado que preferiría estar perdido en los alucinógenos páramos de un cuelgue a verse metido en una guerra que él no pidió. En algunos momentos, parece casi como si quisiera emular a alguno de sus coetáneos más vanguardistas y se permite un par de canciones que parecen firmadas por el mismísimo Tom Waits (Dirty boysLove is lost y Heat tema que cierra el plástico).


Por otro lado (prácticamente la segunda mitad completa del álbum), tenemos al Bowie más clásico, con un sabor setentero que a día de hoy suena imperecederola con la sensual Boss of me, la optimista Dancing out in space, la sorprendentemente potente (You will) set the world on fire, How does the grass grow y la balada coheniana You feel so lonely you could die (estas dos últimas, más cercanas al periódo ochentero).


Pero desde luego, si tengo que quedarme con algún momento de The next day, ese es sin lugar a dudas la maravillosamente trágica Valentine's day, la historia de una masacre el día de los enamorados en un instituto y en la que la guitarra de Earl Slick casi eclipsa la voz del camaleón del rock. En general el trabajo tanto de Slick como de Gerry Leonard y David Torn a lo largo del álbum es de notable alto. Pero de verdad, que aquí Slick es de maldita matrícula de honor.


Como nota final simplemente decir que, aunque puede The next day esté en una dura batalla con Confessions, el último de Buckcherry (muy recomendable también, por cierto) por el premio a la portada más horrible de todo 2013, no deja de ser maravilloso. Nunca debemos juzgar un libro por su cubierta, igual que tampoco debemos juzgar a una mujer por lo guapa que parece con tacones y maquillaje.

* Obviamente, excluyo de esta afirmación a todos los grupos de rock/metal progresivo, que adelantan por la izquierda con estas cosas de la duración de los temas.

3 comentarios:

JLO dijo...

lo tengo desde hace 2 días y estoy esperando de escucharlo como se merece, con toda la atención... los 3 o 4 temas que si escuche me parecieron muy buenos, un Bowie entero y encantador como siempre... como hace 10 años...

si no los escuchaste, los 3 discos anteriores tienen muy buenas canciones, aunque con altibajos, te vana gustar...

coincido con vos y me alegro leerlo por primera vez en algún lado: la tapa es terriblemente mala! jaja... salu2

Cuando el arte ataque

TSI-NA-PAH dijo...

Yo espero mi copia en vinilo como no!Para oirlo con mis cascos a todo volumen!No quiero oir nada por el pc, ni por tro lado!!!La Portada es fea de cojones!Pero raramente Bowie ha tenido portadas muy chulas!SAlvo las primeras hasta Low!!!
A+

Tarquin Winot dijo...

Es un trallazo sencillamente inconmensurable, la obra maestra que este genio de la música nos debía tras dos trabajos interesantes pero fallidos. Me quedo con "Valentine's day" y ese torpedo memorable que es "(You will) set the world on fire", pero el disco es inmenso al 100%. Espero esta semana dar buen cuenta de él en el ladrillo.