Siete semanas después (se agradece la participación de nuevos jugadores) ya está aquí la nueva manga de Por amor a la música. Forrest no se corta un pelo y sube el nivel de dificultad una vez más (¡y parecía imposible!) con una clave cuanto menos curiosa: músicos de jazz que hayan colaborado en temas/discos de pop/rock. Cada semana el anfitrión elegirá un instrumento y el resto de jugadores deberán buscar intérpretes de dicho instrumento. Y si estáis atentos, podéis escuchar la trompeta de Freddie Hubbard acompañando a Billy Joel y su Zanzíbar desde el escenario de The Tiki Bar.
Mi conocimiento del mundo del jazz no pasa de algunos nombres icónicos y algunos algo más desconocidos. Ni entre unos ni entre otros había trompetistas. Bueno, sí, pero he revisado y, efectivamente, no han colaborado con artistas de pop y/o rock. Así que he hecho un ejercicio de memoria y me he puesto a recordar de entre todas las canciones que he escuchado en mi vida, alguna que tuviera una trompeta.
¡Así es como me he dado de bruces con Knights of cydonia! ¡Joder, con lo que me mola está canción! Desde hace varios años Muse se han caracterizado por dos cosas: coquetear peligrosamente con el plagio a grandes bandas del rock y no tener filtro a la hora de incorporar nuevos sonidos a su música. Probablemente Black holes and revelations marcara el comienzo de esta nueva era de rock sinfónico, y era precisamente este tema el encargado de abrir la obra.
A la trompeta os presento a Marco Brioschi, trompetista italiano nacido en Milán con formación en el Liceo Musicale de dicha ciudad y cuya carrera lo ha llevado a alternar su pasión por el jazz en distintos conjuntos (ya sabéis lo que se mueve esta gente) y a una dilatada carrera como músico de estudio colaborando con artistas de pop y rock predominantemente paisanos pero también algún que otro nombre internacional.
- ¿Y estos tíos tan raros de dónde habrán salido? |
La trompeta de Marco pone la guinda a una composición de Matt Bellamy en la que se alternan sonidos espaciales (con homenaje a Encuentros en la tercera fase y a The Tornados, el grupo de su padre) y melodías propias de las mejores bandas sonoras del spaguetti western. Una epopeya en el lejano oeste del planeta rojo, con rallos láser y unicornios. Una locura propia de Muse que consigue hacerte vivir mil y una experiencias en los poco más de seis minutos que dura. Y si no, mirad el vídeo (las pintas de Chris Wolstenholme, bigotazo y sombrero cowboy incluidos).
¡No me digáis que esta ronda no promete!
PD: Aunque no os lo creáis, tenía preparada otra entrada sobre Muse (un Le tèmazo) para esta semana y era precisamente otra canción de este disco. Creo que de momento lo voy a mantener, que no le he dado mucha bola hasta ahora y son uno de mis grupos predilectos.